Como un signo de recomposición de la traumática extirpación del Instituto Pedagógico en los ’80, varias unidades académicas comenzaron a partir de los años ’90 iniciativas disímiles de investigación y formación pedagógica, hoy convocadas a discutir y, deseablemente, a acordar la forma en que la Universidad de Chile participará en la formación de profesores que efectivamente cambien el rostro del deteriorado sistema educativo chileno.
Atendiendo al llamado de Rectoría a sumar esfuerzos para la concreción del proyecto de Facultad de Educación -comisionado en su gestión a la Prorrectoría y delineado como «integradora y transversal»- el Senado Universitario ha invitado a los actores involucrados a expresar sus ideas sobre cómo, cuándo y dónde debiera robustecerse la formación pedagógica. A continuación, las principales posturas, expuestas en los espacios del órgano triestamental de la Universidad de Chile.
En relación a las experiencias mundiales observadas para el diseño de las bases del proyecto, la Prorrectora indicó que países tan disímiles como USA, Canadá, Inglaterra, Suecia, Finlandia, Cuba y Australia, distinguen por la innovación en educación y coinciden en la existencia de institucionalidades bien definidas para la formación de profesores. “Hay algún lugar donde está la densidad de liderazgo que se requiere para emprender un desafío tan grande como este”, precisó.
Sobre la Investigación en Educación
“La tarea del profesor debe estar informada por una investigación cercana a la práctica, al aula. Tenemos un desafío de generar una Facultad de Educación -si es esa la institucionalidad que la U. finalmente acuerda darse- muy vinculada con la sociedad, con los colegios de Chile y eso requiere de una organización”. La construcción de esta red representa un gran reto, al considerar la profunda segregación que aqueja a nuestro sistema educativo: “La U. de Chile tiene un compromiso, por su misión, por su ser, su naturaleza e historia, también con la equidad y la inclusión. Por lo tanto esta red tiene que ser muy distinta (…) Este debe ser un trabajo que se realiza con los actores principales, los profesores, sus directivos, porque hay aprendizajes cruzados”.
Consultada sobre el lugar de la investigación sobre el modelo educacional del país, la académica indicó que el plantel tiene un rol fundamental en investigar sobre el funcionamiento del sistema. “Solemos hacer menos énfasis en eso, porque de alguna manera ya lo tenemos. Las Facultades de Ingeniería, Economía, Cs. Sociales, el CIAE, realizan hoy en día este tipo de investigación, por lo tanto, tiene que ser importante y conversar con lo otro”.
Sobre el Perfil del Profesor y los Programas de formación
“Los profesores de la U. de Chile deben hacer una diferencia por tres razones: en cuanto a sus valores; por una formación muy particular que pueden adquirir aquí por el cultivo de las disciplinas que van a enseñar, las disciplinas de base más allá de las vinculadas por la educación; y también por la cercanía y la responsabilidad que tiene la U. de Chile con el contexto”, indicó.
En términos de programas, dijo, se abarcará la formación de profesores en todos los niveles, comprendiendo el nivel parvulario, donde la U. de Chile debe aportar con sus conocimientos en biología y neurociencia. Además, se creará un programa de educación básica para los primeros 6 niveles de la educación. “Profesores de parvulario y básica se estarían formando asociados a la nueva Facultad de Educación”. En cuanto a los profesores de enseñanza media explicó que deberán ser coeducados desde el primer momento por dos facultades, acorde a la experiencia internacional: en la que entregue la disciplina de base y en la de Educación en lo pedagógico. Por último, subrayó la relevancia del Depto. de Estudios Pedagógicos de la Fac. de Filosofía y Humanidades (DEP) que entrega la opción del programa de doble grado, para estudiantes que descubren su vocación de profesor mientras cursan otra carrera: “Es muy importante que la Universidad tenga vías flexibles de reconocer esas vocaciones (…) Ese programa es muy importante y queremos ampliarlo a educación básica”.
Las razones de una Facultad de Educación como nueva institucionalidad
La Dra. Devés explicó que se requiere un modelo de Facultad innovador, capaz de involucrarse con otras unidades en su quehacer, que no se ensimisme y se le reconozca un domicilio: “El nivel de envergadura de esta propuesta requiere de compromiso muy grande, de liderazgos muy claros. Necesita un grupo de personas que estén trabajando en esto, porque es la formación de profesores, la investigación y muy fuertemente la relación estrecha entre las dos cosas”. “Por eso nosotros decimos que tiene que ser una facultad integrada y transversal, porque si bien este problema de la educación necesita una independencia, un asiento en la gran mesa de la Universidad, también requiere para su desarrollo estar estrechamente ligada con las otras disciplinas”.
Durante el 2012 se avanzará en la formación de un Instituto de Educación, que sentará las bases de la nueva Facultad. “Este es un proyecto complejo de largo aliento que tendrá resultados en el corto plazo, pero que se trata de la formación de una nueva institucionalidad dentro de la U. de Chile, lo que tendrá tiempos y procesos de desarrollo que hay que respetar y en los que toda la comunidad académica, estudiantil y funcionaria tendrá que aportar”, explicó la Prorrectora.
DISIDENCIA DESDE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
Junto a expresiones públicas de una renovada esperanza, el anuncio del Rector Víctor Pérez sobre la nueva Fac. de Educación también ha suscitado oposición al proyecto, fundamentalmente de la Fac. de Filosofía y Humanidades, que ha cuestionado la génesis de la iniciativa y puesto en tela de juicio, a través de sus principales autoridades, el perfil del profesorado formado por esta nueva estructura.
En entrevista a Debate Universitario la Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades, María Eugenia Góngora opinó que “se puede trabajar mucho mejor fortaleciendo y creando redes, que creando una Facultad centrada en una sola disciplina y que, por definición y por toda la evidencia existente, tiende a la exclusión de otros actores”, manifestó. Y agregó que “es evidente que los costos de creación de una nueva Facultad no son menores y, en ese sentido, estimamos que potenciar nuestra actual institucionalidad y fortalecerla tiene mucho sentido”.
En cambio, señaló que sí opta por mantener y potenciar la actual Comisión Transversal de Educación en el marco del proyecto Bicentenario, que devenga en un Instituto Pedagógico en el Campus Gómez Millas, a partir de la experiencia del Depto. de Estudios Pedagógicos. “Este Instituto, anclado en nuestra Facultad, tendría un Consejo Directivo interfacultades e interdisciplinario muy activo y estaría abierto a la investigación, el postgrado y la extensión”.
La prof. Góngora suma aprehensiones respecto a las consecuencias institucionales de una orgánica como la propuesta por Rectoría: “Tendría un poder cercano a una vicerrectoría o mayor aún” y “una capacidad de influir en el curriculum de otras Facultades con alcances no claramente previsibles”. Radica sus temores en la experiencia de la Facultad de Educación creada a fines de la década de 1960: “Redundó, más que en un fortalecimiento de la investigación en Educación, en una competencia permanente por el número de asignaturas que los estudiantes deberían tomar en una y otra Facultad”.
A su juicio, las facultades como orgánica “tienden a encerrarse en si mismas”. “No creo que en una posible Facultad de Educación fuera fácil admitir, sin más, la existencia de proyectos surgidos en otras unidades; serían casi inevitablemente considerados como proyectos paralelos y en competencia, no en colaboración”.
Agrega que en el DEP se trabaja por la formación de un “profesor crítico” y por “no concebir al profesorado como ‘técnicos de la educación’ que deben aplicar de manera acrítica un curriculum y unos estándares que dicta el Ministerio”.
La decana Góngora indicó que aún está pendiente acordar con Rectoría la metodología para zanjar estas discrepancias. Sin embargo cree que “efectivamente el Rector se ha abierto últimamente a participar en distintos encuentros, también con grupos de estudiantes y hemos podido avanzar en las conversaciones sobre algunos posibles modelos de trabajo conjunto, considerando en particular el modelo de trabajo del Proyecto Bicentenario”.
Senadores Universitarios opinan:
Senadora Leonor Armanet, presidenta de la Comisión Docencia: “Entre los aspectos necesarios a considerar y que surgieron en todas las instancias de la Comisión están cuál es la institucionalidad del proyecto, cuál será su infraestructura, qué recursos materiales y humanos involucra y cómo va a estar cautelado el proceso de instalación y de consolidación. Este es uno de los temas críticos, porque en algunos actores involucrados encontramos resistencia al cambio o rasgos de sentirse excluidos. Vemos dos posturas contrapuestas que implican una decisión. Algunos piensan que debiera haber una Fac. de Educación, que implica darle una relevancia y un ethos especial, y hay otro grupo que considera que hay otras estructuras que pudieran acoger a este proyecto”.
Senador Rodrigo Uribe, integrante dela Comisión Docencia: “Una facultad interdisciplinaria no es menor, básicamente porque tenemos inercia en los profesores que hemos trabajado toda la vida bajo el formato más bien de isla. No porque se forme una nueva facultad va a ser per se interdisciplinaria. Hay que hacer una gestión del cambio organizacional muy importante. En segundo lugar, hay un desafío de recursos sumamente importante y, tercero, un desafío de generar proyecto académico”.
Senador Francisco Martínez, presidente de la Comisión Ad-hoc de Educación: “El tema político es lo que ha causado mas dificultad (…) Más allá de si es Facultad o no, hablemos de la distribución de poder político y quien administra ciertos espacios de la Universidad. Debiéramos colaborar en generar formas de institucionalidad. Sea escuela o sea lo que sea, cómo participan los académicos, como habitan los dos lugares, ¿reciben los mismos derechos políticos? Cualquiera sea la forma que tenga, cómo construimos la institucionalidad para que todos los que quieran participar participen”.
Iniciativas de formación de profesores e investigación relacionada, existentes en la U. de Chile:
-1994, Programa de Formación Pedagógica, de la Facultad de Filosofía y Humanidades, para profesores de enseñanza media. -En 2007, se crea el Departamento de Estudios Pedagógicos.
-Centro de Investigación Avanzada en Educación, creado en 2006, uno de los dos centros multidisciplinarios de excelencia con los que cuenta hoy el país.
-Programas de Magíster en Educación, impartidos desde la Facultad de Ciencias Sociales.
-Carrera de Profesor de Enseñanza Media en Física y Matemática, de la Facultad de Ciencias, que en 2005 inaugura un modelo colaborativo con el Departamento de Estudios Pedagógicos.
-Programa de Educación Parvularia y Formación Básica Inicial de la Facultad de Ciencias Sociales.