«Condiciones laborales para una universidad pública», columna del Senador M. Flores.

En el contexto de las transformaciones al sistema educativo nacional, la Universidad de Chile puede recuperar su legado histórico y compromiso con el país. Para lograrlo, uno de los caminos que debe transitar es un mayor reconocimiento a las condiciones laborales de sus funcionarios académicos y no académicos.

Un ejemplo ha sido la necesidad de crear un Reglamento de Remuneraciones más equitativo entre género y unidades académicas. Otro ejemplo ha sido el debate por incorporar a los investigadores posdoctorales como categoría académica para que tengan pleno reconocimiento de sus derechos.

Este 2014 se dio un paso más hacia una universidad reformada, pues se realizó la primera sesión de la Mesa de Condiciones Laborales convocada por Rectoría en la que participó la FENAFUCH, FECH y Senado Universitario, la cual acordó estudiar la situación de los trabajadores bajo régimen de subcontrato. Se ha manifestado una preocupación ante el hecho que, en algunas facultades, trabajadores del área de seguridad poseen turnos excesivamente prolongados, trabajadores del área de
aseo no poseen herramientas básicas de trabajo, ni lugares de descanso y atrasos en los pagos de sus remuneraciones. Todo esto sin encender las alarmas pues todo cabe dentro de la precaria legislación que rige sobre este sector.

El subcontrato es un tema relevante al que no se ha logrado dar una única respuesta y una vez más como universidad podemos avanzar en estudiar y proponer vías de resolución de estos problemas nacionales. Por esto, se observa con buenos ojos el trabajo colaborativo iniciado entre las Facultades de Ciencias Físicas y Matemáticas y Ciencias Sociales para realizar una investigación de las condiciones laborales de trabajadores subcontratados en estas facultades, ya que aportará a este debate con conocimiento científico. Por nuestro lado, desde el Senado Universitario debemos aportar con la visión transversal del conflicto, buscando que las resoluciones sean justas y pertinentes a todas las unidades académicas. De esta forma se privilegiará un diálogo que tenga como centralidad seguir reconstruyendo una universidad comprometida con el país y su comunidad universitaria.

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