Cristian Pliscoff, Ph.D. Académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile
No cabe duda que el tema de la educación ha copado la agenda pública desde que en 2011, el tema se tomó las calles a través del llamado movimiento estudiantil. El escenario que se crea en marzo de 2014 será muy particular, cambiarán los actores tanto en el Ejecutivo como en el Congreso, lo cual necesariamente traerá nuevas ideas, y muy especialmente, nuevas acciones respecto de lo que se ha hecho hasta la fecha. Por lo mismo, se puede proyectar un 2014 colmado de nuevos debates, no tan solo sobre la problemática de la educación en Chile, sino también, respecto de las soluciones que se requieren, a partir de una evaluación de los cambios generados por el gobierno saliente.
Uno de los puntos que debería estar ubicado en lugares de privilegio en el listado de temas que conforman la agenda en educación, debería ser una revisión en profundidad de la institucionalidad existente referida a la temática. La institucionalidad creada en los últimos años es el reflejo de un modelo de educación muy diferente al que se pretende alcanzar. Esto lleva a que las nuevas soluciones, deben ir ligadas a un diagnóstico ajustado respecto de si las instituciones ya existentes, recientemente creadas o no, están alineadas en términos de sus objetivos estratégicos, con los nuevos desafíos que se proyectan por parte del nuevo gobierno. En esa misma línea de análisis, es relevante preguntarse si las instituciones actuales tienen la capacidad, en términos de atribuciones y recursos, particularmente en términos de funcionarios, para cumplir las labores que se les asignan. Especial mención cobra el tema del manejo de recursos, ya que al parecer, las nuevas propuestas en educación implicarán un influjo de recursos frescos al sistema, ligados a la reforma tributaria ya anunciada. ¿Tenemos las instituciones adecuadas para gestionar esos recursos? Es en este nivel de análisis donde la gestión pública cobra relevancia. Una buena política, sin un buen sistema de gestión está condenada al fracaso.