Académico de la UNAM Imanol Ordorika: «La Universidad Pública debe ser gratuita»

Este connotado académico de la Universidad Nacional Autónoma de México fue dirigente del Consejo Estudiantil Universitario de la UNAM durante las movilizaciones que culminaron con la huelga de estudiantes de 1987. El líder histórico estuvo en Santiago de Chile a principios de octubre, invitado por la FECH en el marco del “Congreso por la Universidad Pública del siglo XXI”.
El Senado universitario tuvo la oportunidad de conversar con el académico a través de los senadores Jonás Chnaiderman y Yerko Montenegro, moderados por el abogado del Senado Universitario, Fernando Molina. A continuación presentamos un resumen de esa entrevista.

La conversación abordó la relación entre el Estado mexicano y la UNAM, una de las universidades públicas más importantes de América Latina que cuenta con un profundo arraigo y respeto en la sociedad mexicana. Al respecto, el doctor Ordorika hizo un completo recuento histórico de la UNAM desde su surgimiento como una institución marcadamente conservadora cuyo antecedente  es la Real y Pontificia U. de México (1553), que en el siglo XIX fue dos veces clausurada por los partidos liberales y restituida por los conservadores, que obtuvo su autonomía producto del movimiento estudiantil de 1929 en que fue rebautizada como U. Nacional Autónoma de México, hasta el presente, en que sus rectores han debido liderar la defensa de la educación pública y pelear por recursos públicos, “de cara a un gobierno derechista que apostó todo a la educación privada”, señaló Ordorika.

La UNAM cuesta US$0,02 al año.

 “A la UNAM le cuesta caro cobrar ese arancel y sin embargo se mantiene porque existe la aspiración en algún momento de poder elevarlo”.

 

 Esto planteó la reflexión sugerida por el Senador Chnaiderman, sobre el surgimiento de las universidades públicas en América Latina, en general impulsadas por la necesidad de un desarrollo económico y tecnológico pero no desde las bases sino desde los intereses de las clases dominantes, lo cual “sirve para cuestionar a quién tiene que estar sirviendo la universidad pública hoy”, indicó.

“Si bien la universidad efectivamente surge como un proyecto para las élites, siempre a su interior se da un debate y una enorme tensión entre la orientación de algunos segmentos ilustrados y progresistas de las élites políticas y económicas de los países que plantean la importancia de que la universidad no sólo favorezca a los grupos económicos tradicionales sino que beneficie un desarrollo nacional más moderno, amplio y democrático”, señaló el doctor Ordorika. “Existe una enorme presión para que la universidad sirva para dar movilidad a las clases sociales desposeídas”, agregó. “Y que nos dejan hasta hoy ese debate de cuál debe ser la multiplicidad de tareas y responsabilidades que tiene frente a las sociedades latinoamericanas contemporáneas”.

El Senador Montenegro señaló que si bien en Chile existe una universidad relacionada con la democracia y el desarrollo del país, existe también el acecho permanente del “fantasma de la privatización que quita los valores democráticos en casi todos los espacios”.

En este sentido, el abogado Molina preguntó “¿Qué se puede responder a los ciudadanos que ven que la masificación a través de instituciones privadas resuelve el problema de acceso a la educación. Por qué tiene que haber más educación pública, de calidad, de acceso para la población?” Reflexión que se suma al debate sobre el derecho de los estudiantes a tener financiamiento y que puedan elegir la institución donde quieran estudiar.

El doctor Ordorika indicó que “la Universidad pública tiene la capacidad de establecer un balance y un equilibrio adecuado entre las demandas y necesidades del mercado y el ámbito productivo, sin reducirse a eso sino reflexionando sobre la nación en su conjunto, sus múltiples identidades, los problemas de la cultura y la lengua. De la capacidad crítica de la sociedad, de solución de problemas nacionales y de generación de bienestar colectivo”.

“La UNAM recibe cerca del 95% de sus recursos de parte del Estado. Si la Universidad consigue por la vía de consultorías, contratos, investigaciones, más recursos, eso está bien, pero la responsabilidad del Estado no puede ser evitada”.“Al momento de su reapertura como Universidad Nacional de México, durante la dictadura de Porfirio Díaz en 1910, se planteaba que ésta no debería estar aislada de los grandes temas de la sociedad, sin embargo estaba tan aislada que no percibió que había un enorme movimiento social en ciernes, que en menos de un mes después estalló en lo que fue la Revolución Mexicana”, recordó el doctor Ordorika.

 “La universidad pública tiene varios rasgos que son muy importantes de reivindicar”:

-Es la que por obligación el Estado tiene que generar para dar oportunidades educativas a la población, debiendo ser capaz de garantizar educación superior a todos quienes lo demanden en el ámbito público.

-Tiene una responsabilidad con el desarrollo, con los problemas y temas nacionales, debiendo formar a sus estudiantes para poder atender esa temática.

-Debe ser gratuita. Así lo establece el artículo tercero de la Constitución mexicana desde 1917.

 

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